Aunque la existencia de la lengua catalana se documenta ya en el siglo IX, no será hasta los primeros años del siglo XIII cuando se convierte en lengua literaria gracias a la figura excepcional de Ramon Llull (1232-1316). El filósofo, que también cultivó la poesía, ha legado clásicos como el Llibre del gentil e los tres savis o Romanç d’Evast e de Blanquerna, donde se incluye su obra más famosa, el Llibre d’Amic e Amat.
Entre finales del siglo XIII y principios del siglo XIV, las gestas de los reyes catalanes quedaron plasmadas para la historia de la literatura en forma de crónica: el Llibre dels Feits, que narra la vida y las conquistas de Jaime I (1208-1276); el Llibre del rei en Pere, conocido también como Crònica de Bernat Desclot –su autor–, que tiene como protagonista a Pedro II el Grande (1240-1285); la Crònica de Ramon Muntaner,que incluye la vida de diferentes reyes y dedica la parte central a Jaime II el Justo (1267-1327), y la Crònica de Pere el Cerimoniós (1319-1387).
En el siglo XV el valenciano Ausiàs March (1400-1459) llevó definitivamente el catalán a la poesía. De los más de diez mil versos que escribió, cabe mencionar Cant espiritual, una plegaria a Dios, y Cants de mort, escritos con motivo de la muerte de su esposa.
En el campo de la prosa también la ciudad de Valencia fue cuna de la gran novela de caballería Tirant lo Blanc de Joanot Martorell (1413?–1465?), que se publicó póstumamente en 1490. En relación a la literatura universal, Tirant lo Blanc fue considerada por Miguel de Cervantes en el Quijote como el mejor libro del mundo por su estilo. La otra gran novela del siglo XV es la anónima Curial e Güelfa.
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Entre los siglos XVI y XVII, la literatura catalana sufrió un profundo periodo de decadencia del que no se recuperó hasta el siglo XIX con un movimiento que apostaba por el resurgimiento y la plenitud de la lengua catalana: la Renaixença (renacimiento). En poesía, destaca la figura de Jacint Verdaguer (1845-1902), autor de L’Atlàntida o Canigó, entre otros, y en prosa cabe mencionar a Narcís Oller (1846-1930), con novelas de estilo realista como La papallona y La febre d’or.
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Este impulso condujo a finales del siglo XIX al Modernismo, al frente del cual se encuentra el artista polifacético Santiago Rusiñol (1861-1931). En el campo de la poesía, este estilo aporta “la palabra viva” de Joan Maragall (1860-1911).
El siglo XX conoce movimientos como el Noucentisme, que tuvo como teórico a Eugeni d’Ors (1881-1954), y las primeras vanguardias, con poetas como Josep Carner (1884-1970), Joan Salvat-Papasseit (1894-1924), Carles Riba (1893-1959) o J. V. Foix (1893-1987); prosistas como Eugeni d’Ors (1881-1954), y dramaturgos como Josep M. de Sagarra (1894-1961).
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De la época de la Guerra Civil y de la dictadura que la siguió, sobresalen autores como Josep Pla (1897-1981), Mercè Rodoreda (1908-1983), Salvador Espriu (1913-1985) o Josep Maria Folch i Torres (1880-1950).
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Curiosamente, las restricciones de la censura favorecieron la poesía, que cultivaron autores como Bartomeu Rosselló-Pòrcel (1913-1938), Màrius Torres (1910-1942), Pere Quart (1899-1986) o Gabriel Ferrater (1922-1972). Hacia la década de 1960, el debilitamiento de la dictadura permitió que se volvieran a publicar novelas y cuentos de la mano de Llorenç Villalonga (1897-1980), Pere Calders (1912-1994) o Avel·lí Artís-Gener (1912-2000).
La novela se renovó en los años siguientes, con autores que dominaban la escritura como Manuel de Pedrolo(1918-1990), Josep M. Espinàs (1927) o Joan Perucho (1920-2003). Por su parte, el ensayo se retomó de la mano de Joan Fuster (1922-1992).
En el último tercio del siglo XX encontramos poetas como Miquel Martí i Pol (1929-2003) o Joan Vinyoli (1914-1984), y novelistas como Jesús Moncada (1941-2005), Quim Monzó (1952), Sergi Pàmies (1960) o Baltasar Porcel (1937), estos tres últimos en plena actividad.
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Justamente la novela es el género que más se cultiva en los últimos años, gracias a escritores como Alfred Bosch (1961), Emili Teixidor (1933), Francesc Puigpelat (1959), Empar Moliner (1966) o Jordi Puntí (1967). Y también gracias a los éxitos internacionales como Les veus del Pamano, de Jaume Cabré (1947), o La pell freda, de Albert Sánchez Piñol (1965).
En cuanto a la poesía, Els Imparables se erigen como un grupo de poetas que crea un estilo nuevo e ingenioso. Forman parte de él autores como Sebastià Alzamora (1972), Hèctor López Bofill (1973) o Susanna Rafart (1962). Cabe destacar también en este ámbito de la poesía a Narcís Comadira (1942), Enric Casasses (1951), Pere Gimferrer (1945), Feliu Formosa (1934), Josep Palau i Fabre (1917), Joan Margarit (1938) y Jordi Sarsanedas (1924-2006). Y en ensayo, Enric Sòria (1958) o Joan Francesc Mira (1939).
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